Descripción

El yacimiento objeto de estudio se localiza en un tubo volcánico. Se trata de una cavidad de grandes dimensiones que fue inventariado en fase de prospecciones arqueológicas del proyecto 2004-2007. 

Este tubo volcánico se eligió como ejemplo de hábitat en cueva, en buen estado de conservación, con un depósito arqueosedimentario excepcional. Su excavación nos permitirá obtener datos sobre la existencia de distintos espacios funcionales y, además,  muestras adecuadas para datar, ya que aparentemente tiene una ocupación prolongada en el tiempo.

La estructura geológica de acogida se define por la formación de tubos lávicos huecos en el interior de la colada generados durante el proceso de solidificación de la parte exterior y la persistencia de lava fluida en el interior. Parte del techo de esta estructura hueca se desplomó posteriormente formando cuevas accesibles e idóneas para ser habitadas. Este tubo volcánico se abre en las lavas basálticas del Teide Viejo, formadas con anterioridad a las posteriores erupciones traquifonolíticas que las cubren en parte de su recorrido. 

El área del tubo volcánico en el que se ubica el yacimiento arqueológico tiene parte de su bóveda derrumbada. Debido a la política de protección y conservación que lleva el Parque Nacional del Teide, el tubo volcánico, dónde su techumbre no se ha desplomado y por lo tanto mantiene su morfología, se encuentra vallada con un reja y cerradura para evitar el acceso a su interior.

La superficie donde se intervino, y que coincide con el derrumbe del techo, se encuentraba libre y sin cierre alguno, debido a esta circunstancia tuvieron lugar una serie de expolios en la superficie con mayor fragilidad del yacimiento aborigen. El equipo técnico comprobó que era necesario también el cierre de esta parte del tubo y de una segunda intervención de excavación aún en curso. 

Aunque debido a las características del enclave, a la peculiaridad del depósito, y al tiempo requerido para la intervención, se optó, para la anualidad del 2013 del proyecto, por una intervención del registro de la unidad geomorfológica de acogida del sitio y por una excavación superficial del interior del tubo. De esta manera se evaluaba a grandes rasgos los daños ocasionados por los expolios documentados.